Historieta: Colección Nippur de Lagash Volumen 26

Guion: Robin Wood y Ricardo Ferrari (no acreditado) 
Dibujo: Carlos Leopardi
Editorial: Planeta deAgostini
Edición original: d'Artagnan 397/402/403 y d'Artagnan Super Álbum 15 al 17, publicadas entre Marzo y Agosto de 1978)


Y llegamos al momento que viene anticipado por la tapa, por el dibujo del lomo en toda la colección, por la imagen de retiración en las tapas y por toda imagen de Nippur que se conozca en los últimos cuarenta años. Señores y señoras, me refiero a la pérdida del ojo izquierdo.
Algunos pensamientos aleatorios que me surgen de esto… ¿Habrá pensado Robin Wood agitarle el avispero al sumerio justo a los diez años de su creación? Hay que aplaudir el hacerlo con una marca física, algo que perdurara para siempre con el personaje, algo que marca un antes y después a la vista (cuack). ¿Y habrá sido idea de Wood lo del ojo? O quizás de Ricardo Ferrari, que aunque no está acreditado como guionista en estos capítulos, es bien sabido que era asistente de Wood en esta época.
Por otro lado, siendo un momento tan importante de la saga, hay que mencionar que no era tan fácil leerlo en papel hasta esta edición. Tenemos la revista original (d’Artagnan Super Álbum 15), alguna reedición en la serie de Clásicos Columba y en 1998, con la editorial Columba ya en su crepúsculo, el famoso (generalmente por malas razones) editor Pablo Muñoz editó un especial por los 30 años del personaje, reimprimiendo el famoso capitulo. ¿El problema? Que justo la página donde Nippur pierde el ojo… ¡NO ESTABA! Una célebre “muñoneada” que se suma a la lista de colecciones incompletas, números yanquis partidos en dos y demás glorias de la edición que este señor aportó a la industria editorial argentina. Por suerte en el tomo dedicado a Nippur de la ‘Biblioteca Clarín de la Historieta’, editado en el 2004, se pudo leer el capítulo completo.
El título del capítulo en cuestión es ‘Laris, sobre el espejo del desierto’ y ya hay cierto sentido de “mmm, esto no termina bien” desde el vamos. Nippur se cruza con una caravana y no solo decide acompañarlos sino… ¡establecerse con ellos! O sea, el mismo Nippur que siempre reflexiona sobre la libertad que le dan los caminos, que le encanta el dormir bajo las estrellas y todo eso, de repente se vuelve el perfecto amo de casa. Se ve que la muchacha ciega y pelirroja del título, la tal Laris, despierta muchos sentimientos en el sumerio y también en Gabarim, el salvaje antagonista de la historia, con los rasgos del dibujante Carlos Leopardi.
Sin entrar en detalles, todo va cuesta abajo y por los siguientes dos capítulos (‘El maravilloso monstruo’ y ‘Los cazadores y el miedo’) el sumerio la va a pasar para el orto: tuerto, adolorido y lo peor de todo, cagado de miedo y ridiculizado por todo aquel que quiera poner a prueba su legendaria fama. Recién en el capítulo final del tomo, ‘La última galería’, un hecho dramático más fuerte que su propio miedo logrará ponerlo de vuelta en la senda de la aventura.
Los que si la pasan bien somos los lectores porque en estos cuatro capítulos Wood y Ferrari apostaron por mostrar un Nippur nunca visto y le dieron un aire de renovación a una serie que a veces estira mucho el modelo de “el errante llega a ciudad con quilombo, ayuda a resolverlo, sigue su camino”.
Todo este bardo conocido como “La saga del ojo” y los dos episodios anteriores (‘El yugo roto’ y ‘Los hititas’) están dibujados por Leopardi en un nivel magnifico de expresiones, cuerpos y fondos. Como en la reseña anterior, destacó sus aportes para que los hititas luzcan reconocibles contra las otras nacionalidades que aparecen.
Dada vuelta la tortilla, nos vemos en la próxima reseña para ver cómo sigue el camino del ahora tuerto Nippur… ¡que Samas los acompañe!

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