Comic: Essential Doctor Strange Volumen 3


Guion: Steve Englehart, Marv Wolfman, Jim Starlin, P. Craig Russell, Roger Stern

Dibujo: Frank Brunner, Gene Colan, Alfredo Alcalá, Rudy Nebres, Jim Starlin, Al Milgrom, Tom Sutton, P. Craig Russell

Editorial: Marvel Comics (edición original: 'Doctor Strange' #1-29, Annual #1 y 'Tomb of Dracula' #44-45)



Después de un tiempo yirando en ‘Marvel Premiere’, en 1974 el Doc vuelve a tener cabecera propia con el mismo equipo creativo que le dio un cierre de lujo a la saga de Shuma-Gorath en el tomo anterior: Steve Englehart y Frank Brunner. Estoy convencido que esta revista a Englehart le quedaba chica; los conflictos con los que enfrenta a Strange son cósmicos, aplanadores, siempre con todo el universo en juego y al mismo tiempo hay filosofía y reflexión sobre la naturaleza del ser humano. También revela detalles y trasfondos de la mitología de Strange que están desde siempre, como el mundo dentro del Orbe de Agamotto o el origen secreto de Clea, que adquieren más contexto.

¿Quieren enemigos? Silver Dagger, Death, Dormammu y Umar haciendo teamup, Eternity enloquecido y dispuesto a borrar la Tierra, Mordo con un nivel de poder que nunca le habíamos visto, Nightmare, el mismísimo Belcebú, ni un solo pichi. Y olvídense de sagas cortitas, acá todo es a largo plazo y gira sobre las pruebas que el Ancient One (ahora fusionado con el universo) le va imponiendo a Strange para alcanzar el grado de… SUPER hechicero supremo, supongo, ya que el puesto lo tiene desde el retiro de su mentor. No solo Strange evoluciona cual Pokemón, también Clea se convierte en una grosa sidekick, además de revelarse su origen secreto en la historia con Umar.

Las soluciones y giros para superar tantos obstáculos a veces son sacadas de la galera, pero bueno, ¿alguno es un hechicero supremo para decir que Strange y Clea no pueden intercambiar poderes como si se convidaran una bolsa de gomitas, o que Eternity o Mother Earth no pueden intervenir a último momento a sacar las papas del fuego?

Lo importante es que Englehart juega en toda la cancha y cuando esta por meter su quinto gol (no cuento el crossover con ‘Tomb of Dracula’ porque es más de visitante)… le sacan la roja. O sea, no tengo la interna entre Englehart y el editor Marv Wolfman, pero me imagino algo así:

MW: Che, Steve, muy lindo esto de Strange y Clea viajando en el tiempo por el bicentenario de USA, pero baja un cambio. Ya armaste bardo con lo de Eternity, después Francis Bacon y ‘New Atlantis’… ¿y ahora Ben Franklin se levanta a Clea?
SE: Escribo lo que quiero o me voy.
MW: Ahí está la puerta.

La cuestión es que Englehart se raja y Wolfman, tomando las riendas de escritor, lleva todo el bolonqui para otro lado: mucho de lo que pasó en números anteriores fueron visiones del Ancient One, a su vez manipulado por un conclave de hechiceros apodado The Creators, quienes responden a un personaje cósmico al que el Doc no enfrentaba desde la época de Lee y Ditko. Encima Strange es “degradado” a “maestro de las artes místicas” y Clea vuelve a su rol de dama sufrida que mira todo por TV (u orbe de Agamotto, en este caso). Casi todo lo armado por Englehart es borrado con el codo. No quita que Wolfman (seguido por Jim Starlin y Roger Stern) llevan todo el tema de los “creadores” a buen puerto pero siempre nos quedaremos con las ganas de ver para donde iba el tema originalmente.
Frank Brunner

Gene Colan

Al Milgrom con Nebres

Al Milgrom con Pablo Marcos


Rudy Nebres

Jim Starlin con Rudy Nebres

Tom Sutton


Más allá de los quilombos de guiones, lo indiscutible es la calidad de dibujos en este tomo; Brunner (que solo se queda cinco números) y Gene Colan (dibujando ‘Tomb of Dracula’ al mismo tiempo) con varios entintadores (Klaus Janson, John Romita Sr., Frank Chiarmonte y siempre la mejor opción: Tom Palmer) cubren todo lo de Englehart. Y después viene un desfile impresionante: los filipinos Alfredo Alcalá y Rudy Nebres (lo que influenció este hombre a Tony Harris no tiene nombre), P. Craig Russell (co-escribiendo un anual que sería un bostezo importante sin sus dibujazos), el propio Starlin y al final Tom Sutton, que parece quedar como dibujante fijo. Siendo muy forro, Al Milgrom es lo más flojito del tomo e igual hace un laburo que hace pasar  vergüenza a varios dibujantes actuales, así que imaginen la bestialidad de los demás en narrativa y trazo. Claro, tantos guiones con dimensiones y monstruos locos disparan la imaginación, pero el nivel que hay acá es arrasador.

¡Hasta la próxima y que los Vishanti los protejan!

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