Comic: 'Amuleto' #1-2

Guion y dibujo: Kazu Kibuishi
Editorial: Scholatic/Graphix (Edición argentina: Editorial Común)




Kazu Kibuishi es un tipo que la tiene clarísima. En el 2005 este guionista y dibujante japonés criado en USA  arrancó con la edición de ‘Flight’, una lujosa antología publicada por Image Comics, que reunía talentos del mundo del comic y la animación. Para el tercer tomo, Kibuishi se dio cuenta que cambiando de editorial podía llegar al mercado de las librerías y no quedar recluido en el nicho comiquero que cada año se reduce un poco más en ventas. Desde entonces el autor se mueve exclusivamente en ese mercado y en el 2008, vía Scholastic (quizás les suena como la editorial yanqui de un tal Harry Potter) sacó el primer tomo de ‘Amulet’. El éxito fue inmediato y otro autor/editor muy avispado, nuestro Liniers, se dio cuenta que no podía quedar sin edición local.

Contar de qué va la trama es enumerar elementos de un millón de sagas fantásticas que Kibuishi metió en la licuadora: dos hermanos son transportados a un mundo mágico (Alledia), uno es el elegido que traerá el…. ¿balance, paz, peronismo?, anda a saber…. hay elfos malvados, robots, casas gigantes que se convierten en mechas, animales de peluche con vida propia, animales antropomórficos, personas convertidas en animales, árboles que hablan, talismanes mágicos que se pueden usar para el bien y el mal… tira lo que se te ocurra y si no está en los primeros dos tomos, seguro aparece en alguno de los próximos siete.

Lo groso es como el autor va uniendo todos estos elementos y desarrollando los personajes, haciéndolos queribles y que el ritmo sea al palo todo el tiempo. En solo dos tomos los hermanos Emily y Navin pasaron de  perder al padre en un accidente (un comienzo heavy para un libro infantil pero que genera empatía con el lector) a piezas fundamentales de la guerra entre los elfos y la resistencia en un mundo mágico. Y nada es coser y cantar, así como hay aliados y enemigos, que ganan y pierden ambos a troche y moche, también hay personajes que no saben para donde tiran, como el enigmático Trellis. Con todo esto es imposible terminar un tomo de ‘Amuleto’ y ya no querer agarrar el siguiente.

Más allá de la trama, ‘Amulet’ tiene un gancho que pesca de una hasta el más desprevenido: el parecido con un dibujo animado de altísima calidad. Con solo ver las tapas se nota que Kibuishi viene del palo de la animación. Los personajes son simplones en su diseño y expresiones, ideal para que los pibes se copen calcando, pero los fondos… mamita, el trabajo de color y detalles en los fondos no tiene nada que envidiarle al mejor art-book de animación. Pueden borrar los personajes y la trama e igual me quedaría como un tarado viendo las construcciones, edificios y bosques que pela el autor viñeta por medio.

Espero leer pronto el tercer tomo de esta saga que por ahora viene cebadora a más no poder y recomiendo para cualquiera, este o no en el rango “de 7 a 12 años” que indica la contratapa.

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