Historieta: Colección Nippur de Lagash Volumen 22


Guion: Robin Wood
Dibujo: Sergio Mulko y Carlos Leopardi
Editorial: Planeta DeAgostini (Edición original: D'Artagnan 367-368, 370-371; D'Artagnan Super Color 1 y 5, publicadas entre Diciembre de 1975 y Abril de 1976)

Llegamos al tomo 22 de la colección, arrancó con el capítulo ‘Astrea’ donde encontramos a Nippur y Arthos (presentado en un episodio del tomo anterior) camino a Halicarnaso, el recuentro con un viejo amigo del Errante, le presentan al rey, lo salva de un atentado, se enamora de la prince…. Para, para un poquito… esto se parece mucho al capítulo donde Nippur conoció y se enamoró de Nofretamón, imposible de olvidar por su importancia en la cronología. Bue, sigo leyendo: Nippur y Arthos desconfían del general, lo siguen, descubren un complot, es captur…. ¡Paraaaaaaaaaa! Es el mismo guion de ‘Nofretamón’, solo tiene cambiados los nombres y el sitio pero el resto es idéntico. Para pruebas:

"Nofretamón", dibujos de Lucho Olivera
"Astrea", dibujos de Sergio Mulko


¿Qué onda? Escuche varias veces que Robin Wood reciclaba capítulos entre distintas series, ¡¿pero dentro de la misma y con tanto descaro?! Y claro, entonces cae la ficha obvia: Wood no escribió estos guiones. Perdón, Robin (ya a esta altura siento que lo puedo tutear, ¿no?)

Consultando los blogs del señor Ariel Avilez (http://blancasmurallas.com.ar/ y http://nippurplanetero.blogspot.com/), fuente indispensable de sabiduría nippuriana y columbera en general, resulta que en esos años (75/76) Wood se la pasaba de viaje y andaba un poco rezagado con la entrega de guiones. Entonces la editorial le pidió a otro escritor (posiblemente Jorge Morhain, guionista de larga trayectoria, activo al día de hoy) hacer ligeros retoques a los primeros guiones de Nippur para que sean redibujados. Es el primer caso (y demasiado evidente) de un escritor fantasma en las historias del sumerio, y tampoco va a ser el último.

A fin de cuentas,  en este tomo tenemos tres capítulos (‘Astrea’, ‘Los escudos y el mar’ y ‘Primero el vuelo del pinzón’) donde Astrea es Nofretamón, Arthos ocupa el lugar de Ur-El y el rey macedonio Filipo reemplaza a Teseo. Un asquete sobre todo porque toda la región de Macedonia se desarrolló… ¡más de dos mil años después que las aventuras de Nippur!

¿Lo bueno de estos capítulos? Supongo que el mismo placer que para el lector ocasional que recién descubría a Nippur: historias tan buenas como las originales (sacando el error de contexto histórico)  e impresionantes dibujos de Sergio Mulko y Carlos Leopardi.

Los otros tres capítulos, todos dibujados por Mulko, son espesos en el desarrollo y la tensión dramática. El desenlace de ‘El viejo rey y la paz’ se ve venir desde la segunda página e igual pega mal, pero demasiado mal, cuando sucede. En cambio en ‘El pueblo pacífico’ esperaba una vuelta de tuerca pero no me imagine por donde iba a llegar. Y finalmente ‘El dios de piedra’ es la única donde Nippur puede decir “bue, al menos aporte algo e hice justicia”, en el resto queda casi de testigo de la belleza y bestialidad que tiene el ser humano.

En los dibujos Leopardi siempre cumplidor, mientras que Mulko ya se va directo a la síntesis, al dibujo más rápido y cuasi bosquejado, pero sin perder una onza de solvencia narrativa. Claro está, en los capítulos a color sale peor parado que en los de blanco y negro. Otra observación notada por el ojo de Avilez: a partir de ‘El pueblo pacífico’ deja de usar líneas rectas en los bordes de las viñetas y pasan a ser a pulso, lo que aumenta la sensación de contacto directo entre el dibujante y la página.

¡Hasta la próxima!

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