Historieta: Mirina - Café y tortas robot


Guion: Nahuel Sagárnaga con Martín Renard
Dibujo: Nahuel Sagárnaga
Editorial: LocoRabia

Hace un tiempo, más o menos por el 2015, leí el primer capítulo de un webcomic llamado ‘Mirina – Café y tortas robot’ que me resultó fresco y divertido pero colgué mal en seguir. Por suerte su autor, Nahuel Sagárnaga (asistido en guion por Martin Renard en los últimos capítulos) ya está consolidado como un capo cómico y LocoRabia editó todo la obra en un lindo librito apaisado (para respetar el formato original) y a todo color.


La protagonista es una robot con apariencia humana o una humana con partes robóticas, la verdad que nunca se aclara bien y tampoco importa; lo que define a Mirina es su alma, buena onda y ganas de hacer lo correcto, de ser una “superhérua”, en sus propias palabras. Pero como es una superhérua de clase media además de castigar malhechores y científicos locos, Mirina tiene que laburar en un local tipo Starbucks, bancar a su amigo Fede con el alquiler y ocuparse de asuntos que le son más importantes… como ver qué onda con la chica que le gusta, por ejemplo.


En definitiva es un mix del Spider-Man de Lee y Romita Jr. con ‘Battle Angel Alita’ en plena época actual, tomando en joda muchas convenciones del género superheroico (los gags sobre la identidad secreta ya valen todo) y con un gran timing para saltar entre la comedia, momentos épicos e incluso algunas secuencias intimistas y serias. Otro acierto es que la historia no arranca desde un trillado origen, de hecho nos mete de una en el mundo de Mirina y como encima tiene amnesia, vamos descubriendo con ella su pasado a medida que avanzan los capítulos y la trama.


La química entre personajes lograda por Sagárnaga es todo: los chistes internos, las miradas, las reacciones; todos los personajes secundarios se sienten creíbles y encantadores. El problema está en los antagonistas o directamente villanos, poco desarrollados y casi todos homofóbicos, una metáfora literal de todo lo negativo y deformado en el contexto de la obra. Por suerte no se pierde ni diluye lo que mejor funciona acá: ser un comic entretenido y además el viaje de autodescubrimiento de un personaje que ya sabe muy bien que cada uno puede y tiene que ser lo que se le canta.


El dibujo es ágil, claro y expresivo, con detalles de la línea de dibujo francobelga en los rostros y expresiones. En comparación con la versión digital, algunas páginas de la edición impresa se ven con los colores menos saturados y la línea de dibujo borrosa  pero se compensa con unas tiras en blanco y negro que funcionan como separadores y epílogos entre capítulos, exclusivas de esta edición. Además si entiendo bien Tumblr (y no siempre es el caso) la versión impresa es la única que tiene los cuatro episodios completos (Y un cartelito de “Mirina volverá…” que esperemos se concrete pronto)


‘Mirina’ es ideal para los que les gustan los comics con acción, con toques de ciencia ficción, con mucho humor, con bastante ternura y con buenos desarrollos desde ideas simples.
 

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