Guión: Damián Connelly
Dibujo: Matías San Juan
Editorial: Atmósfera, año 2016 (edición original de Dead Pop, año 2014)
Dibujo: Matías San Juan
Editorial: Atmósfera, año 2016 (edición original de Dead Pop, año 2014)
Parece algún tipo de acomodo pero les juró que es pura
casualidad que otra vez me toca reseñar
una obra de Damián Connelly (¡y la próxima de material nacional
también!)… bah, casualidad y que Connelly tiene hormigas en el traste a la hora
de escribir, nunca para.
‘Las chicas de nadie’ es una obra que me enganchó mucho con
su argumento sórdido, sus personajes muy bien construidos y su impecable ritmo
narrativo. Es la historia de Emmet, un solitario profesor de secundaria, medio
pajero, que un día se cruza con una chica pidiendo ayuda en un VHS porno; con
la ayuda de una vecina bastante metiche empieza a investigar y se encuentran
cada vez más metidos en situaciones jodidas, esas de las que no se puede estar
seguro de salir en una sola pieza.
Cuando lo leí por primera vez me dio la sensación que el
guión recurre a un final shockeante e imprevisible por puro morbo, que me bajó
el buen gusto de las paginas previas. Pero procesándolo bien hay señales,
indicios de ese desenlace a lo largo del libro que no le quitan lo shockeante
pero si dejan claro que no es un manotazo de ahogado.
Lo que sí tengo que criticar es el tema de los diálogos, me
hace mucho ruido que todos estén escritos en una especie de castellano neutro
como el de las películas (mal) dobladas, sobre todo cuando hay personajes tan
distintos entre sí: un profesor mayor de edad, una chica clase media baja,
mafiosos chinos, traficantes latinos, todos hablan de “tú”, putean con “mierda”
y ese tipo de cosas que le quitan personalidad y onda a las caracterizaciones. Igual
no hay muchos diálogos y si mucha narrativa visual, lo que hace muy llevadera
la lectura.
El dibujo de Matías San Juan (una de las mitades de la
revista ‘Doppelganger’) viene como anillo al dedo para este tipo de tramas: es sobrio y
delicado, una mezcla de Dan Clowes y Lucas Varela, pero apostando más por la
narrativa y la claridad del dibujo antes que por los virtuosismos gráficos. Los
tonos de grises están muy bien colocados, los fondos y la ambientación muy trabajados
y no se notan para nada las referencias fotográficas que figuran en los extras.
La edición de Atmósfera (la editorial de Connelly) es
impecable para su precio y es muy bueno que esta obra haya sido reeditada para
seguir siendo descubierta y disfrutada por cada vez más gente.
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