Comic: Essential Doctor Strange Volumen 2


Guión: Roy Thomas, Stan Lee, Barry Windsor-Smith (como Barry Smith), Archie Goodwin, Gardner Fox y Steve Englehart
Dibujo: Dan Adkins, Gene Colan, Tom Palmer, Marie Severin, Herb Trimpe, Barry Windsor-Smith (como Barry Smith), Irv Wesley, Jim Starlin y Frank Brunner
Editorial: Marvel Comics (originalmente publicado como ‘Doctor Strange’ 169-178, 180-183, ‘Avengers’ 61, ‘Sub-Mariner’ 22, ‘Incredible Hulk’ 126, ‘Marvel Feature’ 1, ‘Marvel Premiere’ 3-14)




Hace unos meses reseñe el primer Essential del buen Doctor que, más allá de los dibujazos de Ditko y el arco argumental de Eternity, me había dejado gusto a poco. Por suerte el segundo tomo me la mandó a guardar hasta el fondo.

Primero que nada, se me cumplió un palpito, con el personaje ahora protagonista de toda la revista ‘Strange Tales’ (renombrada simplemente ‘Doctor Strange’) el guionista Roy Thomas tiene mucho más espacio para jugar, desarrollar secundarios, dejar que las tramas respiren y tirar plots a largo alcance. Thomas por su lado quizás abusa un poco de los monólogos y los captions redundantes pero con frases muy poéticas, que dan gusto de leer y no entorpecen la lectura. Y no le da un minuto de paz a los protagonistas: recuento del origen de Strange, reaparecen villanos como Nightmare, explica que pasó con Dormammu y Eternity después de su antológico duelo de boxeo cósmico, le cambia el traje al Doc, mete invitados como los Avengers (en un numero del supergrupo dibujado como los dioses por John Buscema), el Black Knight y hasta el Juggernaut directo de X-Men. Y lo que para mí es lo mejor, por primera vez a Strange se le cae la careta del “capito que se las sabe todas”: muestra humanidad, sentimientos, desesperación, dudas y por fin deseo concretado por Clea, otra gran recuperación. Hasta se insinúa un triangulo romántico con Veronica Bentley pero igual que otras grandes ideas queda trunco porque la revista no vende un catzo y termina siendo cancelada en medio de una saga. Problema que Thomas como escritor y editor resuelve continuando el plot en las revistas de Hulk y Namor. Y sí, este truco marca el semillero de lo que serían los Defenders (los postas, no Daredevil y Luke Cage)

Otra de las cosas muy positivas de esta etapa es que no hay un dibujante malo. Esta Dan Adkins cumpliendo muy bien, ídem Tom Palmer (nunca lo había visto como dibujante) y en el cuarto capítulo llega el tanque humano, la aplanadora, el inmenso Gene Colan. Lo de Colan no se puede creer, la puesta en páginas, los monstruos, los personajes femeninos, todo lo hace perfecto y novedoso. Hoy en día está muy asentado el prejuicio estúpido de que los comics viejos son aburridos de leer, de condenar algo solo por el año en que fue publicado. Una idiotez que es obvio que el que la dijo nunca vio lo que hace Colan acá, ¡a fines de los sesenta! Solo hay que mirar esa narrativa, la forma en que las viñetas se interconectan y tipos como Neal Adams o Norm Breyfogle parecen pichis, tipos que aspiran a lograr lo que hacia Colan.




Pasa un año desde la cancelación (o una vuelta de página para nosotros) y el Doc vuelve a tener revista…. O casi, como Marvel no le tiene mucha confianza sale publicado desde el numero 3 de la antología ‘Marvel Premiere’. Lo que empieza en ese número es muy raro, una saga larga donde Strange se enfrenta primero con Nightmare (en uno de los guiones más vertiguescos e introvertidos de Stan Lee) y después con una serie de monstruos y cultos basados en cuentos de Robert E. Howard. La saga (ploteada y editada por Roy Thomas) está un poco estirada pero tiene un clima muy oscuro y desesperanzado, más acorde a un personaje relacionado con el misticismo que varias de las historias de la revista anterior. Otro detalle curioso es que parece casi un juego de cadáver narrativo, en apenas siete números pasan cinco guionistas aunque el que más escribe es Gardner Fox, un autor que siempre lo conocí como vinculado a DC. Los dibujantes también cambian cada dos por tres: arranca Barry Smith que ya está a un paso de su estilo definitivo, hay números de un tal Irv Wesley, del genial P. Craig Russell, de Frank Brunner adelantando lo que vendrá y un brillante Jim Starlin con el capitulo donde todo se empieza a encauzar. Y por fin llega el equipo que va a cerrar con moño este desfile incesante de criaturas, darle sentido a todo y meter el primer sacudón realmente groso en la historia del personaje: Steve Englehart y Frank Brunner.

Englehart es afiladísimo para los diálogos, las tramas, las vueltas de tuerca y mete mucha filosofía y cuestionamiento de la religión. Brunner es un maestro de las expresiones, el barroquismo y la puesta en página. Entre los dos el final de la saga de Shuma-Gorath (el bicho de Howard atrás de todo el quilombo) es épico, dramático e inolvidable. Y eso que tuvieron que trabajar sobre las bases de otros artistas.




Numero de reprint con una pequeña secuencia de enlace y el tomo cierra con una saga de tres números donde Englehart y Brunner tienen libertad absoluta, meten viajes en el tiempo y se mandan una saga que es casi “la historia secreta del Viejo Testamento”…. la forma que se meten con la historia bíblica haría hoy en día a los autores objetivos potenciales de Isis pero seguramente en esa época tenían más libertad para jugar y casi seguro que esta revista debía pasar casi desapercibida.


En conclusión este es un tomo lleno de ideas brillantes, no siempre bien ejecutadas pero que se notan vibrantes y realmente se ven las ganas de los autores, tanto en guión como en dibujo, por hacer algo especial.

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