Manga: Ryuko Tomo 1


Guion y dibujo: Eldo Yoshimizu

Editorial: Buen Gusto Ediciones, 2019




Eldo Yoshimizu es un prestigioso arquitecto e ilustrador que se mueve entre residencias creativas por Europa y galerías de arte, por eso a la hora de realizar un manga eligió autopublicar y permanecer fuera de los gigantes editoriales japoneses Sueisha y Kodansha, algo así como las Marvel y DC ponjas. Desde ya esto facilita la negociación de la edición en otros países y así es como una editorial cordobesa le gambeteo la publicación de 'Ryuko' a las editoriales típicas (OVNI, Ivrea, etc.)

¿De qué se trata? Ryuko es la jefa de la Yakuza en el Medio Oriente, en el reino estado de Fuluseia, para ser más exactos. Durante casi 20 años se las apaño para mantener la paz con la dictadura pero un incidente con su protegida, hija del derrocado rey, hace que estalle la violencia. Encima Ryuko recibe una bomba de revelación sobre su propio pasado y las razones por las que su familia tuvo que abandonar Japón décadas atrás.

¿Suena complejo? Para nada, con dos o tres bloques de texto Yoshimizu setea todo el entorno de la acción y desde ahí es palo, flashback, más palo y a la bolsa y más flashbacks. Para la mitad del tomo la trama ya no transcurre en Fuluseia y anda a saber si volverán más adelante. Lo importante es avanzar la historia de Ryuko, tanto para adelante en su búsqueda como hacia atrás contando el pasado. Y de a poquito van pelando chapa los personajes secundarios; por ejemplo, los guardaespaldas de Ryuko. Lo que sí está clarísimo es que moralmente todos los personajes son indefendibles, pero como todos los lugares que se mueven son de la misma calaña, plantear algún tipo de balance moral es al pedo. Digamos que Ryuko y los suyos son “los buenos” por una cuestión de protagonismo y punto.

Yoshimizu tiene una habilidad increíble para meterte de una en el espectáculo de explosiones y de chumbos gigantescos sostenidos con chicas flaquísimas en bikini y que recién cuando cerras el tomo pensás “pará, ¿cómo salió tal personaje de una situación tan tremenda sin un rasguño?”. Mientras estás dentro de la fiesta, está todo bien, y más con lo que dibuja este guacho.

Todos los personajes tienen un diseño clásico, con una onda que me recuerda bastante a ‘Cobra’ de Buichi Terasawa, otra obra llena de chicas lindas y peligrosas. El trazo de los rostros y cuerpos por momentos parece simple, y de repente mete un montón de detalles en un tatuaje, un peinado, un vestido, una moto, un arma… parece azaroso pero hay toda una lógica pensada en lo que Yoshimizu quiere que el lector diga “y, daleeeee” y los momentos donde quiere que te babees pensando “nahhh, ¡¡mira esto!!”. No existe página donde no haya balance de ambas sensaciones.

El look retro que tiene el manga encuentra su correspondencia con el soporte que le da la edición de Buen Gusto. El papel es grueso y opaco, lejos de un blanco brillante y crea una idea de “pulp”, de edición barata para una historieta bizarra y pochoclera. Un papel lustroso rompería el clima y detalles de lujo innecesario, como las sobrecubiertas, los guardan solo para la preventa. Pero así como los felicitó por ese aspecto, por favor, ¡un corrector urgente para el próximo tomo! Con el poco texto, se notan más las faltas de coma, de un estilo neutral en exceso en la construcción de las frases y lo que más me rompió, nombres cambiantes para los personajes. Primero el rey es Giburil, después Gibril y el general igual, primero es Raccido y después Raciido. Está bien, se entiende que es la misma persona pero si el elenco se amplía con nombres similares, se pueden meter en un lindo brete. Son detalles que se entienden en una primera edición de material extranjero y que con atender el ojo se mejoran de una para la próxima.

Me divertí mucho con 'Ryuko', es cabeza en las aspiraciones que tiene pero entre los personajes copados, el dibujo arrasador y la promesa de que son solo cuatro tomos, ya me tiene enganchado de una. Muy bien por la apuesta a un autor distinto.

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