Historieta: Colección Nippur de Lagash Volumen 20


Guion: Robin Wood

Dibujo: Lucho Olivera y Sergio Mulko

Editorial: Planeta deAgostini (edición original: D'Artagnan 346-348, 350, 351, 353, 355 / Febrero a Junio 1975)




El realismo es una fuerte base de las aventuras de Nippur; más allá del culo cósmico que tuvo en numerosas oportunidades para zafar, el entorno histórico y geográfico en que se mueve el personaje está basado en conocimiento histórico, geográfico y arqueológico real. Entonces señor Robin Wood, ¿¿Cómo catzo termina un sumerio en la tierra OLVIDADA?? Más detalles, sigan leyendo.

Si bien ese capítulo es la frutilla, de los siete que componen este tomo, cuatro tienen un elemento fantástico o sobrenatural. Vamos uno por uno:

Brujas: en ‘Las amazonas de las tinieblas’ Karien (Nippur va de hinchada) enfrenta el desafío de Ar-La, reina de las amazonas de la noche. Ok, ya que digas “de las tinieblas” es lo mismo que decir “el castillo del conde en el medio de la noche” … nada bueno puede haber ahí.

Videntes: Nippur salva a la despampanante Mataa (Lucho Olivera nunca pierde las mañas de dibujar una rubia buena y escultural) de ser linchada por bruja, la lleva a un refugio y es acusado de asesinato. Entre idas y vueltas, Mataa ve un niño en el futuro del sumerio… chan, chan. Todo en ‘El rey, la reina y el general’.

Otra bruja: si, ‘la Madre’ a la que se refiere el capítulo homónimo captura primero a Hattusil, después a Nippur y nada parece detener el avance de su imparable ejército. La vuelta de tuerca al final es muy parecida a ‘Las amazonas…’ pero todo bien, los capítulos con el hitita jorobado (¡y su hijo!) siempre garpan.

Dinosaurios: listo, Pepe, ¡cerrame la ocho! Como anticipe, en ‘La tierra olvidada’ Nippur persigue a un secuestrador hasta una especie de valle oculto, muy en la onda de ‘El mundo perdido’ de Arthur C. Clarke. Es buen detalle que en ningún momento nadie usa la palabra “dinosaurio”, más allá de la evidencia visual.

Un inmortal cada tanto, una bruja de vez en cuando, todo bien. Pero así de una, toda una seguidilla es como muy mucho para el fan del Nippur más terrenal. Por suerte hay tres capítulos como ‘Los que buscan a Nippur’, ‘El juicio’ y ‘Nar-Aman y la ciudad de Ishtar’ que, con piratas, cazarrecompensas, venganzas y una ciudad sitiada, balancean para el otro lado.

‘Los que buscan…’ es un capitulazo, contado desde el punto de vista de dos mercenarios contratados por Luggal-Zaggizi (ese Jabba The Hut sumerio que nunca podrá dormir tranquilo mientras Nippur siga caminando). Mitad como chiste, mitad como justificación, se explica porque en todos estos años LZ nunca tuvo suerte.

‘Nar-Aman…’ es otro lindo capítulo de “el malo al final no lo era tanto”; les dejo una viñeta con la carota de Nar-Aman a ver si lo reconocen. Generalmente cuando Olivera dibuja un personaje con tanto detalle es porque está basado en alguien real de los setenta.


Sobre los dibujos, los capítulos de Sergio Mulko a puro blanco y negro tienen un clima increíble, transmiten a la perfección los climas de miedo y terror pensados en el guion. Le empiezo a notar cierta simplificación del trazo que será más evidente en los próximos tomos.

En los capítulos de Olivera me hace mucha gracia que siempre llena los fondos con chicas hermosas; por ahí ni las menciona el guion, pero igual están ahí, siempre presentes para embellecer las páginas donde don Lucho tenía que meter una splashpage para cubrir la cantidad de páginas requeridas. Como ejemplo:

A partir de esta reseña, además del escueto dato de la fecha original, en los datos también figurará el número correspondiente de D’Artagnan, Nippur-Magnum, etc. gracias a un completo archivo que me pasó Juan Domingo Dorsch. ¡Muchas gracias, Juan, ¡y hasta la próxima!

Comentarios