Guion: Joe Casey
Dibujo: Cully Hamner
Editorial: DC Comics
Dibujo: Cully Hamner
Editorial: DC Comics
Esta es una miniserie de dos números editada en el 2003, cuando DC todavía apostaba por el formato Prestige. Un par de meses más y se editaba como una saguita de la colección ‘Legends of the Dark Knight’, fija. Por el formato de "lujo", supongo que Salvat la considero lo bastante piola para incluirla en la colección dedicada a DC con el título 'Batman: Presagios'.
Transcurre en el primer año de la carrera de Batman, con un joven Bruce recién reinstalado en Gotham y tomando varias medidas de recorte financiero en ese enorme conglomerado que es Wayne Enterprises. Esas medidas (bah, quedarse sin laburo de repente) afectan la vida de un tal Ted Krosby, un pobre desgraciado con la habilidad descontrolada de ver el futuro, primero de la gente con la que interactúa y después con visiones cada vez más pesutis.
La verdad, ¿la verdad? La historia de Krosby me chupo un huevo; es una trama con poca sustancia, cero interés y donde el despido es solo un puntapié, una excusa para que el personaje se meta en los mismos quilombos criminales a los que habría llegado de mil maneras distintas. Tampoco vamos a culpar a Bats por todos los chiflados con los que se cruza ni estoy diciendo que se cague el pobre Ted, pero es obvio que todo lo que le sale para el tujes ya venía seteado desde la infancia de mierda.
Pero guarda la tosca, lo de Bruce Wayne en modo full capitalista tenía potencial. O sea, ¿cuándo carajo lo vimos haciéndose cargo posta de las empresas y no delegando las cosas? ¿Y encima actuando de una manera tan poco empática hacia todas las personas (¡familias!) que deja sin ingresos? Hay una punta interesante ahí para explorar, pero Joe Casey no la aprovecha y rellena las páginas con varias secuencias mudas de Bruce con mucha cara de orto ejercitando, lo que supongo que es su forma de expresar que se siente mal. A mí me pareció más que estaba seco de vientre y le quería ofrecer jugo de ciruela.
La ausencia de Alfred en la historia (¿también habrá sido despedido?) crea un vacío notable; de hecho, Casey mete otro personaje en la trama, un incisivo periodista llamado William Black, que es quien confrontara a Bruce por sus acciones. Interesante personaje este Black, incluso gatillando una reacción en Bruce casi homofóbica.
Basta de hablar de un guion que hace agua, más cuando Casey si está inspirado hace cosas piolas como ‘WildCATS’ o ‘Mr. Majestic’, aunque acá no es el caso. Del dibujo se ocupa Cully Hamner y ahí hablamos de palabras mayores.
En la onda de Brian Stelfreeze, Hamner es un fan de los personajes angulosos y anchos. Tanto su versión de Batman como de Bruce me parecen maravillosas y el resto de los personajes también tienen diseños copados, aunque Krosby, tan petiso y cabezón, parece un hermano perdido de Mad Hatter.
Resumiendo, nos encontramos ante un desperdicio con alguna cosita rescatable y que podría haber sido una gran historia NO de Batman, pero sí de Bruce Wayne.
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