Dibujo: Eduardo Risso
Editorial: DC Comics/Vertigo
Esta serie debería usarse como el manual de cómo hacer un buen comic. Ojo, no digo que todos deberían ser policiales recontraduros, bien en la tradición del hard boiled yanqui, o que deban durar 100 números o tratar de un montón de historias entrecruzadas que giran alrededor un misterioso personaje que reparte maletines llenos de balas; valijas llenas no de dinero como las de ciertos políticos sino de la posibilidad para quienes las reciben de corregir o vengarse sin consecuencias de las personas que de alguna forma les cagaron la vida. No, todo eso es específico de la obra y no debería imitarse.
Lo que hay que admirar y tomar de ejemplo de "100 bullets" es el perfecto trabajo de Azzarello y Risso, la combinación de escritura y dibujo que funciona tan bien como una película con un gran guión filmado por un gran director: los dialogos caracterizan perfectamente a cada personaje (no hay 2 que hablen iguales, no se expresan de la misma forma los apostadores de un casino en Texas que un traficante en Brooklyn o la alta alcurnia que maneja el mundo por medio de una organización secreta) mientras que las viñetas llevan la trama de una forma perfecta, marcando el ritmo y sin perder el interés del lector incluso en las secuencias de diálogos más extensas. Incluso Azzarello en varias entrevistas destaca como ciertas secuencias que Risso agregó solo de "distracción" terminaron teniendo repercusión en el guión de los siguientes números.
También hay que tomar lectura de lo bien que se va construyendo la trama, empezando con historias aparentemente unitarias de personajes que reciben ese bendito maletín que ya es el ICONO de la serie y de a poco se revela la historia detrás del agente Graves, de sus ex-empleadores y de los asesinos a su cargo. Esta buenísimo como un personaje que parecía que no tendría mayor trascendencia reaparece 10 capítulos después como reimportante en la gran historia y como esa reaparición te hace ver la importancia de una escena que pasó desapercibida en la primera lectura. Como tienen que ser las buenas películas que uno le descubre nuevos detalles cada vez que se miran.
O admirar el espectacular trabajo del cordobés Risso (sip, porque es nacido en Leones aunque toda su carrera profesional sea desde Rosario), maestro del claro oscuro, de las expresiones faciales y de las minas que están buenísimas. Y que se bancó 100 números mensuales sin sudar un poquito mientras que artistas mucho más reconocidos o valorados apenas pueden con 12 entregas seguidas antes de pedir un suplente. Humille, maestro!
Y claro está, también hay que destacar el compromiso de los editores (Axel Alonso al principio, luego Will Dennis y Mark Doyle) para bancar una serie planteada con semejante duración desde el vamos y con 2 autores de gran prestigio pero ningún éxito de ventas. Y la labor de la colorista Patricia Muvihill que entiende muy bien que el fuerte de Risso es el contraste y lo complementa en lugar de tratar de diluirlo con brillitos o difuminados al pepe.
Y tiremos un par de palos por tirar, como que el tramo final de la serie, desde el 50 en adelante, si bien es el más a full metido en la guerra de la Trust (los amos del mundo en las sombras) y los Minutemen (sus ex-sicarios), también es un poco más caótico porque entre tanta violencia zarpada, torturas y vueltas de tuerca, aparecen Minutemens casi de la nada que no se desarrollan tanto como los presentados antes, en particular los hermanos Roma. Pero es un detalle mínimo que no perjudica a la serie en general.
"100 bullets" puede asustar un poco antes de leerla por su extensión o si no gusta demasiado el genero policial lleno de tipos mala leche y minas más jodidas aún pero una vez comenzada es imposible no engancharse. Y repito, debería ser tomado como ejemplo (y no como inspiración) por todo el que quiera hacer un comic la mitad de bueno que lo que lograron estos dos grandes.
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